Food Valley impulsa la innovación para la transición del sistema alimentario mundial con el foco puesto en el desarrollo de nuevas fuentes de proteína, la maximización de la productividad agrícola y el desarrollo de envases más sostenibles, entre otros.
Este International Training, organizado por AECOC con la ayuda de Eatable Adventures, nos ha permitido conocer los principales drivers de la innovación alimentaria, los retos a los que nos enfrentamos como sector y los últimos avances tecnológicos, así como entrevistarnos con las startups más disruptivas del momento y visitar modelos de foodservice y retail más sostenibles.
Pero, sobre todo, nos ha permitido descubrir un modelo de colaboración en el que universidades, investigadores, emprendedores, agentes facilitadores, inversores y empresas abordan juntos el futuro una alimentación más segura, saludable, sostenible y singular.
Modelo de colaboración alimentaria
Fue un viaje tan intenso como interesante: tres días en los que pudimos comprobar lo necesaria e importante que es la COLABORACIÓN para tener un sistema alimentario sostenible, capaz de superar los retos que suponen el incremento y envejecimiento poblacional, la escasez de recursos, los incrementos de coste de materias primas o el cambio climático.
Los agentes de la cadena alimentaria holandesa lo tienen claro: “juntos se llega más rápido y es más barato”. Desde este pragmatismo hemos conocido un modelo de cooperación con epicentro en los campus universitarios. Es la universidad la que forma al talento joven, investiga para la empresa e incuba el emprendimiento.
Se genera así un entorno innovador muy competitivo que, ayudado de otros agentes e impulsado por la inversión pública y privada, está dando importantes avances en el desarrollo de fuentes de proteínas alternativas, el incremento de la productividad agrícola o el desarrollo de envases más sostenibles
Startups por una alimentación más sostenible
Además, nuestro viaje nos permitió conocer de primera mano a las startups alimentarias más disruptivas del momento. Incubadas en las universidades, ayudadas por agentes e inversores públicos y privados, y aceleradas desde las propias empresas; los emprendedores y emprendedoras están avanzando en el desarrollo de nuevas fuentes de proteínas alternativas a partir de semillas, legumbres, microalgas u hongos; y en la producción industrial de carnes de laboratorio, de cultivos más productivos, de granjas y envases más sostenibles.
Nos llamó la atención cómo la empresa privada incorpora a las startups en sus centros productivos y de I+D , cómo apuestan por la innovación abierta compartiendo instalaciones y laboratorios, y cómo, juntos, buscan la máxima escalabilidad de estos emergentes negocios, confiados que así avanzarán más rápido en la transformación del sistema alimentario.